domingo, 21 de febrero de 2010

TRÍO'S GENTLEMEN CLUB, AL DETALLE



Me siento al frente de la maquinita computadora ésta y me pregunto: "¿Por dónde comenzar chico?". La última vez que fui a uno de estos lugares impuros fue el año pasado, a Diva’s Night Club. En aquella ocasión la pasé muy bien, aunque surgieron algunos detalles que evidentemente debatí en asamblea extraordinaria entre mis cuates (la junta de villanos) para que no volviesen a ocurrir. Con todo y esto, Diva’s me había resultado ser una experiencia inolvidable, un reflejo condicionado positivo, un alegre anclaje mental.

Casi exactamente un año después, mis amigos malvados intentar pervertir de nuevo esta alma pura que les escribe. Pero esta vez no en Diva’s, sino en TRIO GEntlemen's Club.

La cuestión queda en La Castellana, en el Centro Letonia. Cuando el local está ofreciendo sus pecaminosos servicios, esta edificación está custodiada como si estuvieran cuidando al propio Chávez. Con mis impresionantes habilidades comando, pude notar que por lo menos habían tres anillos de seguridad: Uno afuera del Centro Letonia, uno afuera del local y otro dentro. ¡Faltaban francotiradores! Cualquiera creería que cuidan tesoros valiosos ahí. El Sr. Cualquiera creería bien…

La página web del local de TRIO Gentlemen’s Club es una bosta de vaca al sol. La información que te da el internet al respecto es una barquilla de heces, y el video de Ají Picante de cuando inauguraron el establecimiento es como beber del pocillo de “2girls1cup” (el video porno más asqueroso de la historia). Así que presta atención querido aprendiz, que la información del Gran Corvo pondrá a brillar tus ojos.

Puertas automáticas te dan la bienvenida al local. Los guardias hacen lo suyo: te revisan y te palpan a ver si no tienes ningún arma ni nada por el estilo, y por fortuna no te hacen sentir sucio y ultrajado, como suele suceder en este tipo de cosas. Un pequeño y estrecho pasillo que no parece prometer mucho a la salida te sorprende al final con el lugar en pleno. La decoración es magnánima, tanto, que me hallé diciendo a mi mismo “esto es arrechísimo”. Durante los primeros cinco minutos quedé embelesado con el estilo vanguardista, lujoso y moderno del local. Luego de eso, cuando ya comenzaba a preguntarme el por qué no estudiar diseño de interiores, fue que me percaté que una chica desnuda enseñaba sus cositas en un tubo vertical. ¡Ave María purísima, saqué mi rosario!

El local es como una especie de anfiteatro circular, con los asientos dispuestos en semicírculos concéntricos. En el centro, como es de suponer, ocurre el show de bailarinas, con dos batitubos enormes que sobrepasan con seguridad los diez metros de altura. Y cuando te cuestionas cómo pueden ser tan largos, caes en el hecho de que el lugar tiene un segundo piso. Y sí, los tubos esos tocan el techo del segundo piso. Pero ya os diré que tiene ese segundo piso, sigamos en el primero por ahora.

Vista de la baticueva desde el centro, donde están los batitubos.

Cerca del centro de la acción, está una barra principal con sus correspondientes barterders. La pared que está detrás de los bantenders tiene un diseño excepcional, con licores de fines decorativos y muchos bombillos pequeños dispuestos ordenadamente. Cómo podrás imaginaros, la pared cuenta con un juego de luces que titilan premeditadamente con colores como el fucsia, el morado, el amarillo o el azul. El efecto se vuelve asombroso cuando las luces conforman la palabra TRIO en letras grandes y la misma se mueve a lo largo de la pared en cuestión.

Hablemos del baño del primer piso también. Seré escueto: lujoso, limpio y bizarro. ¿Qué es lo bizarro? Bueno, en primer lugar los urinarios de caballeros que están pegados a la pared están separados por lo que parecían de lejos unas láminas reflectivas. Es decir, podías estar seguro de que nadie vería tu mascota si te disponías a orinar. La verdad es que no eran reflectivas nada, ¡eran transparentes! Esto me lo comentó uno de mis amigos villanos (llamémoslo el Hombre Masa), confesándome haberse sentido orgulloso de ver a su amigo un poco más grande y saludable en la superficie reflectiva. Luego se dio cuenta de que esa no era la realidad. Adivinen cómo…

En segundo lugar, el baño estaba vigilado desde adentro por un tipo que supuestamente tenía la labor de velar por el papel y la higiene. Bueno, creo que eso es una parafernalia porque a mi no me dio nada de papel. Más bien lo ví ahí, sentado, en un taburete atravesado en medio del baño, demasiado cerca de los urinarios y de los cubículos, en una actitud vigilante. ¡Joder! Casi no pude hacer lo mío con él ahí, es intimidante de verdad. Hasta da pena hacer ruido o sacar a pasear a tu león, corriendo el riesgo de que se te enamore el cuate. ¡Es incómodo chico!

Los mesoneros son bastante serviciales, a veces en exceso. Apenas das un sorbete a tu bebida y ya te están llenando el vaso de nuevo al tope. Un servicio de whisky adeco sale en 880 bolívares fortachones, así que no es nada positivo que se te acabe la botella rápido. A diferencia de otros lugares, aquí las chicas no vienen por sí mismas. En este caso debes contar con el servicio de los mesoneros de nuevo, los cuales pueden hablar contigo para decirte cómo es la movida, decirte cosas como “Están tímidos, ¿no les gustan las mujeres?”, “¿Qué pasó campeón?, ¿no te gustó la muchacha, que se te fue?”, “Esa es un caramelo, ¿te la traigo?”, entre otros.

Vale, ahora lo prometido: el segundo piso. Les cuento que nunca subí. Pero antes de que me lancen tomates, tengo información de primera mano de mis compañeros villanos que sí pudieron hacerlo. El segundo piso se accede por medio de una escalera de caracol que está justo detrás del show de los batitubos. Se ve porque lo que separa una cosa de otra es una elegante cortina semitransparente, finamente decorada con las luces dinámicas y el humo artificial del local. Algunos de mis pecaminosos compañeros disfrutaron de un bailecito privado y por eso tuvieron que subir. Lo extraño del asunto es que cuando vas a cancelar la cuestión, hay un tipo al final de la escalera sentado en una especie de escritorio de marfil, con una CAJA DE PANADERÍA para hacer los cobros. “¡Hasta te da vuelto marico!”- cito a Ra’s Al Ghul, uno de los villanos que fueron conmigo.

Vista desde el segundo piso.

Vamos a lo importante: las mujeres.

Como os dije, aquí los mesoneros tarde o temprano te traen a las pollitas, ¡así no las quieras eh! Conmigo, éramos seis los malhechores que estábamos esa noche ahí, así que nos tocaron seis damiselas respectivamente.

En contraste con mis compañeros, me tocó la “Madre Teresa de Calcuta” de las meretrices, la más pajiza de todas. Muy linda ella, es verdad, pero con la malicia de una persona que se ahoga con su propia saliva. Provocaba abrazarla y protegerla, más no darle cachetadas con la poronga. De todas formas, como no iba en son de tener experiencias cercanas del tercer tipo, me dio igual. Así que me quedé hablando con ella.

Tenía un delatador acento colombiano, así que por ahí comienzo a hilar mi cháchara con la señorita en cuestión. Me confesó que todas las chicas del local eran colombianas, que habían recién llegado a Venezuela, que algunos clientes la habían golpeado, que trabajaba todos los días menos los domingos, que su familia no sabía que trabajaba en eso y que había hecho lo mismo en Colombia, Panamá y México. Tenía 22 años.

¿Por qué me dijo todo esto? Bueno, soy un sol, así de fácil. Siempre inspiro confianza. Además, parecí todo un evangélico cuando le dije que tenía una relación con una señorita, que por eso no tendría nada meléfico esa noche, y que además no haría nada que ella no quisiere. Muy romántico yo, recordándole lo duro que es su vida y además dándomelas del cliente delicado. Tampoco le brindé ningún trago (es que el alcohol es malo vale...). En 20 minutos me dijo: “Voy al baño” y más nunca volvió, no se por qué.

Libre de lo que me parecía más una molestia que un placer, pude disfrutar del espectáculo. Si has visto Caballeros del Zodíaco será más fácil que entiendas que hay tres categorías de chicas: las de bronce, las de plata y las de oro. Si me captas bien, las de bronce son las “menos atractivas” (todas están buenas, todas), pero eso lo digo en referencia a las demás que trabajan ahí. Estas “chicas de bronce” son las que bailan a temprana hora, cuando todavía el local espera por más clientes. Las puedes ver por ahí paseándose cuando no están dando el show, caminando en ropa interior sexy pero no llamativa. A medida que avanza la noche observas a las “chicas de plata”, las cuales, si tienes buen sentido de la lógica, son mejores que las anteriores, tanto en apariencia como en desempeño en el show.

Respecto a las de oro… vi sólo a tres damiselas imponentes. Son tan imponentes, tanto, que la sola mirada basta para convencerte a los actos más lascivos. Lo digo en serio, es otro nivel de mujer de verdad, otra especie. Esculpidas a la perfección, la personalidad la transmiten a metros de su cuerpo. No lo digo en términos de enamorado, lo digo en términos de admirac
ión. Son impresionantes de verdad. Hasta se visten distinto y todo, con esas batas sexys abiertas que hacen las veces de capas. Todo un “caballero de oro”. Una de ellas dio un show magnífico en los tubos de la maldad. Lo que más me impactó es que subió más de cuatro metros de altura en uno de los tubos, se quedó suspendida en el aire agarrándose SÓLO con una pierna, y se dejó caer rápida pero elegantemente al suelo, con una voltereta, terminando con el estruendo grande de los tacones en el suelo. Eso fue lo más vívido para mi, cómo sonaron los tacones contra el suelo, cómo opacaron por dos segundos a la música de local que estaba a todo volumen. Cayó duró, y siguió como si nada. Estoy seguro de que trabajó en el Circo Du Soleil.

Algo curioso es que una muy buena amiga que conozco me había comentado días antes que quería hacer un curso de pole dancing. Mientras veía a la “chica Circo Du Soleil” no pude evitar recordarlo y carcajear, sobretodo porque mi amiga híper ventila al subir las escaleras del metro. Ella sabe que la quiero. Sigue cultivando plantas en tu tiempo libre linda, es mejor.

Sí linda, si sigues estos tips llegarás lejos, lo se. el que persevera vence...

Pero no os he contado lo más impactante: El Trono…

Cuando todos estaban en lo suyo, con esas chicas de moral distraída sentadas en las piernas, o sino chachareando entre camaradas, sacaron un trono del backstage. Sí, un trono. Acto seguido, un montón de humo artificial comenzó a salir por todos lados del escenario y todo el mundo enmudeció. Dos mujeres que no había visto antes salieron como protagonistas de la escena, en un atuendo bastante sadomaso. De acuerdo a sus comportamientos era fácil deducir que a una le correspondía el papel sumiso y a la otra la de ser dominante.

Ahora, en honor al pudor, para no caer en detalles, hagamos un ejercicio mental. Metamos en una licuadora a una dominatriz, a una sumisa, un buen dildo, un látigo, un trono, humo, luces, un silencio rotundo, a los caballeros de pie, el asco y asombro de la mayoría de las chicas (incluyendo a las de oro), gemidos, lamidas, embestidas, y al final, aplausos. Ya saben qué fue lo que pasó... E insisto en lo de los aplausos, porque es bien difícil que los caballeros aplaudan en lugares de ese estilo.

Hay tantas cosas que se pueden hacer en una silla (que no es más que un trono sin decoración), tantas… Volvamos al texto.

He aquí una imagen del trono. Saquen a las boludas de la foto.

Bueno, eso fue lo mejor de la noche, sin duda alguna. A esas criaturas infernales no las volví a ver, para mí que las tienen encerradas en una jaula hasta que llega ese momento, hacen lo que tienen que hacer, y pa’ la jaula de nuevo. Y no es para menos. Son como el maletín presidencial que activa las bombas nucleares; son menesteres que hay que tratar con cuidado.

Pienso he sido suficientemente detallado en este ensayo. Y para que sepas más deberás verlo con tus propios ojos. Ese local es lo máximo hijo, dificulto que haya uno mejor en Caracas, y sin intentar menospreciar el interior del país, dificulto que haya uno mejor en Venezuela. Tengo entendido que hay otros lugares en donde las damiselas son más liberales y desenvueltas, mucho más baratos y todo eso. Pero en categoría, decoración y calidad del servicio, TRIO es uno de los primeros, estoy seguro. Ya me da risa decir que Diva’s era buenísimo.

Lo triste de todo este asunto es que cuando salga a la calle y vea a cualquier chiquilla ufanándose de ser atractiva o lujuriosa, voy a sentir una profunda vergüenza ajena, además de una mofa hacia uno mismo por martirizarnos tanto a veces por esas pendejas. Pero no quiero sonar como una patán, ¡lo importante son los sentimientos eh!... (aquí pueden imaginar que pasa una bola de pasto rodando en una calle solitaria).

Un abrazo camaradas.



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9 comentarios:

  1. Muy bueno.... solo falto desarrollar la teoria de un mundo perfecto espero que recuerdes lo que te comento.

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  2. and the Oscar go to.......

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  3. bueno marico lo unico que yo espero es que el socialismo algun dia te cierre la mierda de diversion que tienes guevon ..
    solo imagina que alguna chica de oro puede ser tu hermana y la esten forzando a trabajar en esa verga a punta de cocaina
    cabron!

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  4. Bueno, curiosamente "el socialismo" ha cerrado de todo (canales de televisión, emisoras de radio, empresas, puestos de trabajo, etc.) menos esos locales. Por algo debe ser.

    Y la verdad es que mi hermana no tabajaría en un lugar de esos. Por lo menos no por cocaína. De hecho, TODAS las que trabajan en ese local lo hacen a voluntad. Simplemente eligieron el camino corto. Es su derecho.

    Saludos.

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  5. sucias y putas para toda su vida ese es el nombre que merecen.

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  6. cuanto cuesta el sexo con dichas damas

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  7. hay habitaciones cuanto cuesta la hora con las nenas

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  8. Perros yo pase por eso. Es muy forZado y obliGatorio estar ahi. Violaciones de todo tipo. Ministros que llegan a violar a una.

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