ABSTRACT
Desde hace algunos años atrás hasta la fecha presente se ha palpado entre los venezolanos el surgimiento de una nueva especie de ser humano. Con características definidas, esta especie, denominada “Tukki”, se encuentra multiplicándose alarmantemente entre los lugares públicos más diversos del país, incluso mucho más allá de su hábitat natural. Como es necesario restringir su maléfica influencia en el resto de la población, me he visto en la tarea de investigar a profundidad cuál ha sido el origen de semejante especie, y por lo tanto, descubrir cómo sería factible disminuir su tasa de natalidad y cómo alejarlos, también, de las zonas habitables del resto de la población.
ETIMOLOGÍA
Etimológicamente hablando, el nombre “tukki” ha sido de difícil acceso en cuanto a discernir sus raíces lingüísticas. No obstante, numerosos expertos parecen converger a la teoría de que la palabra “tukki” es una onomatopeya del ritmo básico de las canciones que dicha especie se caracteriza por bailar. Por ejemplo, en un acercamiento (peligroso) a una de las fiestas tukki, un investigador de la Real Academia de Ciencias Naturales, el Prof. John Mckensy [1], pudo constatar que la melodía básica de las canciones estaba realizada en base a sintetizadores, emanaba de una miniteca, y era algo como:
♪Tuqui tuqui tuu qui tuqui tuqui tuu...♫
De esta forma, los otros homo sapiens catalogaron a esta especie como tukkis, de tal manera que el nombre se les ha asignado y no proviene de una autodenominación de la tribu. Es por ello que es muy frecuente que un tukki no sepa que pertenece a dicha categoría, y ya se han visto muchos casos riesgosos en donde se molestan si se les llama así.
GÉNESIS DE LA MUTACIÓN
Trabajos arqueológicos y antropológicos recientes, apoyados en historiadores fiables de la época [2], demuestran que los orígenes tukki se remontan a la Venezuela de 1960. En aquel entonces, en un país con mayoritario analfabetismo, una brusca democratización fue la causante principal de que personas de anodina preparación cultural fueran aptas para tomar decisiones de envergadura nacional y que, aún más, ostentaran puestos de poder. A partir de ese momento comenzó la debacle estética e intelectual de los venezolanos en general, que, sumada a una posterior y pobre política inmigratoria, degeneró aún más en el detrimento del pozo genético criollo.
Incrementándose la popularización y vulgarización del poder estatal, y estando éste principalmente dispuesto en la zona capital de Venezuela, avalanchas de ciudadanos acostumbrados a modelos de vida esencialmente rurales comenzaron a habitar el valle y todas las zonas aledañas de Caracas, así como también de toda la región centro norte del país. Al mismo tiempo, al caer la dictadura, al comenzar una etapa democrática, y debido a los problemas socioeconómicos de los países vecinos, inmigrantes de bajo perfil y de condición gregaria, sobretodo latinoamericanos, se refugiaron en Venezuela, estableciéndose principalmente, y de igual forma, en la mencionada región centro norte.
Con estas condiciones dadas, en apenas una generación, es decir, en los albores de 1980, ya se contaba con incipientes vestigios tukki en la población venezolana, sobretodo en los cerros periféricos a la ciudad capital. Comenzaban a notarse de manera integral y sistemática, en varios individuos, una increíble incapacidad de discernir conceptos estéticos, carencia reflejada desde la paupérrima combinación indumentaria hasta un terrible y mal enfocado, además, esnobismo. En efecto, las vestimentas de algunos especímenes eran independientes de cualquier carácter funcional basado en el clima, de cualquier criterio cromático y de cualquier pretensión de expresión propia. Más bien, según algunos sociólogos de la Escuela de Chicago [3], la única referencia en la cual se enmarcaba la vestimenta era la de mimetizarse toscamente con las tendencias de moda de la clase media-alta venezolana, combinándolas espantosamente con la cultura de guetos norteamericana. Finalmente, se conseguía un amasijo de origen irreconocible cuando ambos criterios se fundían con el folclor nacional.
Un ejemplo clásico de esta etapa del mesolítico tukki, eran las personas que usaban un tímido y púber bozo a modo de bigote, un peinado a lo “Pedro el Escamoso” [4], una camisa y un pantalón escogidos aleatoriamente, y eso sí, varios accesorios que representaran poder monetario sobre todas las cosas: collares, pulseras y cadenas de oro, lentes oscuros “de marca”, entre otros.
En la década de los 90, los medios de comunicación fueron el puente por excelencia entre la cultura afroamericana, popular y juvenil de los Estados Unidos y los especímenes proto-tukki venezolanos. Ante el breakdance, el rap, el hip-hop, el basketball (en especial Michael Jordan, Denis Rodman y los Chicago Bull), el caminar con “flow”, las prendas holgadas, las gorras, y demás accesorios; ante todo eso, Venezuela vio con terror el surgimiento de esa criatura proto-tukki denominada como “Jordan”.
Los jordan eran una especie inconfundible por sus zapatos estrambóticos deportivos (ideales para jugar basket), por su jerga malandra, y por unos peinados de platabanda que son fáciles de rememorar cuando recordamos al Príncipe del Rap [5]:
Will Smith en "The Fresh Prince of Bel-Air" (Príncipe del Rap). Nótese el peinado de platabanda, el mismo estilo utilizado por los jordan venezolanos.
Según la American Scientist and Evolutionary Jerks Asociation, la especie Jordan ya utilizaba anglicismos en su dialecto, así como también parónimos en sus nombres propios, como Yeison, Maikel, Berkly, Deimon, Yon, Yeferson y afines [6]. Esto resulta bien curioso, en vista de que al mismo tiempo de presentar tales características, comienza en estas criaturas, paradójicamente, un recelo insospechado hacia el idioma inglés. Se presume que esto obedeció a una asociación entre el inglés y los sifrinos, es decir, las personas de clase media-alta de gustos costosos y exquisitos. Estos eran, es bien sabido, sus enemigos naturales.
El esnobismo en esta etapa neolítica tukki fue mucho más acentuado. Para ser un jordan, era menester usar prendas de marcas costosas, así fuera necesario robarlas. Los zapatos, gorras y ropa Nike, los lentes Oakley (sobretodo los de montura blanca y cristal multicolor), los celulares Star Tac, en ocasiones la ropa Tommy Hilfiger y Quicksilver, todo esto, era parte el acervo indumentario para convertirse en un jordan. La vestimenta debía estar acompañada, como ya se ha inferido anteriormente, por la actitud jordan, es decir, la misma clase de personalidad “sabrosona”, de caminata rap, mal hablada, que no tenía pudor, por ejemplo, en preparar una paila de arroz con pollo en la casa y llevársela al cine, para poder ver la película sin gastar dinero en comida…[7]
En un extraordinario documental de la BBC de Londres, realizado en Caracas en el año 1997 [8], se puede apreciar en todo su esplendor el comportamiento de los jordan en su hábitat. Nótese con cuidado el recelo que tienen de los rockeros, así como también la forma en la que interactúan entre ellos y con otros seres humanos:
Los jordan también solían vivir en las barriadas, que eran cada vez más y más decadentes, de difícil acceso a la población en general, asimismo como en edificios aledaños Esto contribuyó a un aislamiento que decantó inevitablemente en la mutación del banco genético y en la especialización de la especie. Así, eficientemente adaptado para subir largas escalinatas, montar motos baratas y maniobrar entre automóviles, robar a plena luz del día, matar sin motivo alguno, ser un maestro del mal gusto y un excelente bailarín de salsa erótica, aparece, el tukki.
TAXONOMÍA
El famoso biólogo Richard Dawkins, en colaboración con su equipo de la Universidad de Oxford, pudieron desentrañar filogenéticamente el origen de esta nueva especie de homínido [9]. Hay que recordar que la evolución no necesariamente significa una mejoría de las características pasadas, sino que más bien corresponde a una mejor adaptación ante los cambios del ambiente circundante. Que el tukki haya evolucionado del homo sapiens no significa, pues, que sea mejor o más inteligente que éste, sino que está mejor adaptado al reggaetón, a la salsa erótica, a la danza tukki, a vivir en barriadas, a las camisetas blancas, al esmegma, a los embarazos precoces y a la capacidad de inventar nombres para sus crías de forma intransigente.
Taxonomía de los homínidos. PD: los nórdicos y los japoneses son razas superiores y por eso son otra vaina.
No es la pretensión de este artículo describir a detalle el fenotipo de los tukkis. La Universidad de Tel Aviv, en Israel, ha dispuesto gratuitamente material en Internet [10] en donde se explica exhaustivamente tal cuestión:
Investigación de los tukkis realizada en Tel Aviv
No obstante, es muy importante conocer las principales características fisiológicas de la especie, que se mantienen de individuo en individuo, independientemente de la tonalidad de la piel, hábitat, edad y género:
RITUALES DE SOCIALIZACIÓN
Como el tukki ha perdido la capacidad inteligible de comunicación oral y escrita (producto de la disminución evidente del volumen craneal en el paso evolutivo), se ve obligado a interactuar entre los de su misma categoría y entre otros seres humanos a través de los sonidos y bailes. Esa es la razón de que, aparte de sus farfulleos, la música sea imprescindible para ellos, pues deben recurrir a ella para poder comunicarse; bien sea dedicando canciones inopias o moviéndose extrañamente en el baile para demostrar vanguardia, juventud, dominancia y potencial sexual.
Referente a la danza tukki, el origen de la misma tiene dos teorías. Según la Dra. Angélica Cappena Dorante, historiadora de dilatada experiencia de la Universidad del Cairo, los tukkis comenzaron a bailar como tal desde el surgimiento de tendencias musicales definidas. Explica, en base a esta primera teoría que:
“La danza tribal y epiléptica de los tukkis nació cuando nacieron también la Changa y el House. Después, con el Hardtrance, el Candytrance, y el Techno, se hicieron notar, apropiándose de los sonidos fabulosos de Dj’s como Candy Cox, Tiesto, Carl Cox y Paul Oakenfold. Eso hizo, por ejemplo, que a la gente como a mi nos dieran ganas de cagar cada vez que los veía puteando a mis ídolos.” [11]
Por otro lado, mis investigaciones apuntan a otro camino. La segunda teoría, que es la que postulo, reza que debido al incremento del acceso al Internet en Venezuela, en la década de los 90 del siglo pasado, los tukkis pudieron emular el estilo Tecktonik que había nacido en Francia y que se hizo popular gracias a la canción “À cause des garçons” de Yelle:
Las evidencias que refuerzan esta teoría es que la vestimenta, el baile, y la esencia del estilo musical del video anterior fueron fácilmente observables desde hace varios años en las manadas tukkis durante sus danzas sociales:
Otras formas de interacción entre las castas tukki corresponden a las redes sociales, en especial a Metroflog. Se hace predominante el uso de fotos auto-decoradas con personajes de Looney Toones (como Piolín y Taz) así como la infaltable característica de colocar un proverbio que, dentro de los individuos de esa especie, denote gran sabiduría y respeto [12], como:
• Tu envidia me fortalece.
• Antes de criticarme, intenta superarme.
• 100% original, no creo en nadie.
• Pa’ las gatas besos, pa’ los diablos plomo.
• No me copio de nadie, puro style papá.
• Puro malandreo guerrilla seca desde el mediterráneo.
• Invierte en malicia y cosecha dinero.
• Otros afines.
¿CÓMO COMBATIRLOS?
Como ya se ha dicho en párrafos anteriores, los tukkis son completamente adversos al rock en todas sus variantes, a la profundidad estética, a la complejidad científica y al idioma inglés. Cualquier entorno en donde se valore la educación, el conocimiento y el buen gusto será un ambiente nocivo para esta especie.
Se recomienda, por tanto, rociar con toneladas de educación a las barriadas y zonas populares de todo el país [13], y utilizar la fuerza de las autoridades si fuese necesario. Y ciertamente lo será. Asimismo, se propone restringir toda fuente de alimento y/o energía tukki, como por ejemplo el reggaetón, las bachatas y vallenatos, la salsa erótica y las motos Jaguar y Empire.
REFERENCIAS:
[1] Mackensy, John. Real Academia de Ciencias Naturales. “Acerca de los monos esos y su ruido del infierno.”
[2] Meloin Venté, Yo. “Historia de la degeneración cultural venezolana según Corvo”.
[3] Escuela de Chicago de Sociología. “¿Cómo parecer cartelúo como los negros gringos?”
[4] “Pedro el Escamoso”. Culebrón colombiano vespertino.
[5] “Fresh Prince”. Serie dominical matutina de Venevisión.
[6] American Scientist and Evolutionary Jerks Asociation. “Estudio crítico relativo a la destrucción y mal gusto de los nombres propios.”
[7] Una vez lo llegué a ver en el cine.
[8] BBC London. “Reporteros ingleses viendo Radio Rochela en la noche mientras descansaban”.
[9] Dawkins, Richard. “Nueva taxonomía de los homínidos, incluyendo tukkis y razas superiores”. Universidad de Oxford.
[10] Universidad de Tel Aviv. Frikipedia. “Los tukkis”.
[11] Cappena Dorante, Angélica. “Explicación de cómo los tukkis dañan mi música mientras chateo con Corvo”.
[12] www.ohdios.com. #Proverbiotuki
[13] Mi vecino tukki es un parásito social.
Cachicamo diciéndole a Morrocoy conchúo.
ResponderEliminarSiguiendo tu argumento:
1) El problema no es no hablar correctamente la propia lengua, sino no conocer una lengua extranjera.
"un recelo insospechado hacia el idioma inglés." (¡oh, qué vergüenza!)
2) Lo malo no es ser consumista, lo malo es no tener los medios para serlo.
"...desde la paupérrima combinación indumentaria hasta un terrible y mal enfocado, además, esnobismo." (Ah, es que hay esnobismo bueno)
"...los sifrinos, es decir, las personas de clase media-alta de gustos costosos y exquisitos." (¿Gustos exquisitos? Mis nalgas...)
2) Toda persona habitando en un barrio es un tukki, todos los tukkis roban y asesinan. Luego todas las personas que habitan en los barrios son ladrones y asesinos (y los que no habitan, no lo son).
2.1) El problema no es que violes las leyes de tránsito con tu moto, es que tu moto sea "barata".
"Así, eficientemente adaptado para subir largas escalinatas, montar motos baratas y maniobrar entre automóviles, robar a plena luz del día, matar sin motivo alguno, ser un maestro del mal gusto y un excelente bailarín de salsa erótica, aparece, el tukki."
En fin, me parece un chistecito muy superficial, quizás aceptable para un adolescente de unos 12 años, que no se da cuenta que la única diferencia entre él y el objeto de su burla es la suerte de haber nacido en un hogar con poder adquisitivo.
PS: La canción a la que haces referencia se escribe: "À cause des garçons".
¡Jejeje! Saludos.
ResponderEliminarCon lo de "cachicamo diciéndole a morrocoy conchúo" tienes toda la razón. Este tratado no pudo haber surgido sin ser tukki a la vez, alguna vez.
Pienso que tus argumentos tendrían validez si este tratado estuviera en la sección de filosofía de esta página, o en alguna revista seria. Pero sacas el texto doblemente de contexto: en primer lugar es un artículo de humor (si no os lo parece, estás en tu derecho de pensarlo), y en segundo lugar, si ves los demás artículos de humor de esta página, podrás percatarte de que todos son de humor negro.
En pocas palabras, lo que me dices no es novedoso, pues ha sido mi absoluta y completa intención ser burdo, superficial y tosco. ¡Que bueno que se ha notado!
Por otro lado, es bastante irónico que me achaques una generalización respecto a la clase socio-cultural de las personas, y por otro lado me digas cosas como:
"...no se da cuenta que la única diferencia entre él y el objeto de su burla es la suerte de haber nacido en un hogar con poder adquisitivo."
El artefacto de más valor económico de mi hogar es la computadora a través de la cual te escribo (y créeme, no es nada potente, tiene como 5 años). Estrictamente hablando, ni siquiera soy de clase media, pues mi estrato es D+. Ciertamente es asertivo no generalizar.
Así que, pues, bienvenido/a a estas páginas. Te invito a dejar el resentimiento (que tanto daño le hace a este país), y os agradezco por haberme corregido el acentico francés de la "A" "À cause des garçons", ¡jajaja!
Gracias por la bienvenida. Aunque no sé si volveré, ya veremos. A lo que vengo:
ResponderEliminar1) No soy tonto, claro que noté que el artículo intenta ser chistoso y lo es, de manera extremadamente superficial. Justamente por eso me sentí obligado a reaccionar, porque como bien dice un filósofo amigo mío: "jugando la mete el perro". El humor es una cosa muy seria. Tu chiste es muy peligroso, y más aún en el actual contexto del país. Te invito a que reflexiones acerca de como te haría sentir si tú fueses uno de esos muchachos de barrio (¿uno de cada 7 venezolanos?) y leyeses esto. Hay "n" frases en tu artículo que, aun en broma, solo empeoran la situación.
2) En cuanto a lo que escribí, te equivocas doblemente: primero, porque no quise decir que tu fueses ese niño de 12 años del que hablo. Digo textualmente que esta clase de bromas la puedo entender de un niño de 12 años de clase media o alta. Lo digo con propiedad porque yo fui ese niño. Mi familia tiene 500 años en Venezuela, mi fenotipo es más bien europeo, soy un mantuano, así que de resentimientos sociales: nada. Pero la vida me ha dado la oportunidad de estar en lo más alto y en lo más bajo, así que tengo una buena idea general de nuestra sociedad y sus problemas y de cómo se sufre arriba y abajo. Por eso quizás llegué a comprender que los "tukkis" son muy parecidos a los "sifrinos" . Mientras en Venezuela las clases más favorecidas -social e intelectualmente- se dedican a vivir la vida y a burlarse de ese 70% de la población, olvidando completamente que es su deber guiarlos y hacerlos vivir mejor, en el exterior se burlan de todos nosotros y nos humillan, en general. Todo por ser pobres (¿la vida tiene sus paradojas, no?).
Nuestro gran problema es que aquellos que tienen la oportunidad de educarse y de hacer crecer al país prefieren comportarse exactamente como los que no han tenido ninguna oportunidad de nada (pero con real, eso sí).
PS: De nada. Como usaste una letra que no pertenece al castellano, pensé que querías escribir en un francés correcto, por eso la corrección.
Ahora si nos entendemos Sr. Mantuano.
ResponderEliminarMe preguntas cómo me sentiría si fuera un tukki de los que critico. Ya se lo que se siente (recuerda que acertaste lo de "cachicamo diciéndole a morrocoy conchúo".)
Te preguntarás en consecuencia: "¿y por qué lo haces?". La razón es muy sencilla: aprendí a reírme de mi mismo. Verás, cuando uno se ríe de uno mismo, inevitablemente te miras en perspectiva, desde afuera, y con otra óptica. No solo eso, sino que también aprendes a tener conciencia social, a comenzar a compararte entre lo que crees que eres y lo que eres.
En verdad he encontrado en eso el mejor vehículo anti-resentimiento. Si se le suma un poco de educación, pues la cura es inexorable.
Obviamente no todos pensaran como yo, y posiblemente se ofenderán con mis escritos.Bueno, ya no estaría para velar caerle bien a todo el mundo (tampoco es mi interés), pero sí puedo prometer que, lejos de toda apariencia clasista, soy capaz de colocar un ojo crítico en cualquier comportamiento, estrato y cultura. De hecho, muchas razón tienes al decir que los sifrinos son como los tukkis, y créeme que escribiré sobre ello.
Muchas gracias por las sugerencias. Las tomo muy en cuenta.
interesantes comentarios, muy bien estructurados, muy ciertas las ideas en general... pero arruinaron el chiste del artículo -.-
ResponderEliminarEs verdad :(
ResponderEliminarComo alguien que te conoce... me reí del artículo y me reí el doble del comentario que te pusieron. Me gusta que todavía mantengas la agudeza mental para responder, me da envidia, jajaja tengo tanto tiempo pensando en cosas ultra-especializadas (tesis) que siento que he perdido otras habilidades mentales, eso me asusta. Un abrazo!
ResponderEliminar¡Jajaja! Muchas gracias hermano querido. Bueno, la agudeza la tienes, pero la Academia suele embrutecerla y cuadricularla. A mi también me asusta muchísimo degenerar en un manojo de ideas prediseñadas por otros, a la manera de otros.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Nada de Anónimo... Soy Loana xD
ResponderEliminarNo soy tukki, no soy mantuana, soy de La Grita jaja!! y aunque aquí los cerros si son verdes y lindos también hay tukkis... Me leí toda esta verga, quizá mi comentario no sea tan elaborado y bonito y bla bla pero aquí voy:
Coincido en que la paja webona de "Sr. Mantuano" daño el chistesito y lo hizo aún más superficial (tipo cucurucha del cerro jaja!!), también admiro la inteligencia de Corvo para responder, al tiempo que reparo en el hecho de que este pana debe estar triladillado y sin trabajo definitivamente jaja!! las ideas, muy bien elaboradas, la investigación super detallada, y la foto al inicio: REALMENTE PREOCUPANTE.. te sale naturalita la pose tukki mijo!! (ah cierto.. que eres el cachicamo con concha de allá arriba! :S)
Por otra parte, he de decirlo en grande: EL HIJO PÉRDIDO (no pérdida -.-) del Conde del Guacharo hace acto de presencia en las redes sociales y al parecer, ha llegado para quedarse..
Buee.. ya para concluir... y siendo sinceríiisiimaaa jaja lo único interesante que he leído en este blog es, y cito a "Sr. Mantuano": "[...]y de cómo se sufre arriba y abajo. " ahora me siento más preocupada por ti... y me da algo de envidia la verdad jaja!! (Doble chinazo: el de él y el mío :P)
No me critiquen, ríanse.. y recuerden: "Yo soy de Los Andes, soy todo ♥" :D!!
:P
¡Jejeje! Bien hacía falta un comentario así. Un abrazo Loana, y bienvenida a estas páginas.
ResponderEliminarExcelente blog, lo encontre gracias a que tenemos 2 buenas amigas en comun mi paisana Loana y mi amiga personal y gran persona Melissa Pagavino, tambien tengo un blog no tan bueno como este, pero que trata el humor negro. te djo mi direccion por si te interesa y felicitaciones.
ResponderEliminarhttp://yilbertino.blogspot.com/
¡Muchas gracias Yilbert! Por favor, siéntete bienvenido a este espacio, y se libre de leer y comentar.
ResponderEliminarCurioso que conozcas a ese par de dos, ¡jeje! Mándales saludos de mi parte.
Con gusto revisaré tu blog, cordiales saludos.
Interesante artículo y aún mejor comentarios jeje, le daré un vistazo al blog a ver que tal. Saludos
ResponderEliminarBienvenido.
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