domingo, 13 de enero de 2013

ENTREVISTA CON EL ÚLTIMO QUE APAGÓ LA LUZ


Antes de invocarle en cada situación política que le desagrade, tal vez sea necesario que sepa que el famoso "último que apague la luz", en efecto, ya la apagó. Más aún, está bien lejos. A continuación una entrevista que le han hecho:


-¿Es usted la última persona que quedaba de Venezuela, y que cuando vio todo perdido apagó la luz?

Así es, soy yo.

-¿Pero cómo es posible? Es decir, todavía hay muchas personas que están en Venezuela…

No. Ustedes creen que Venezuela aún existe, pero el país ya dejó de ser tal. En este momento ustedes se encuentran en otro lugar completamente distinto, que denominan “Venezuela”, pero por simple inercia o costumbre. Eventualmente le conseguirán otro nombre.

-¿Quiere decir usted que Venezuela ya fue?

Sí, exactamente. Corvo escribió algo sobre eso.

-¿Y quién es Corvo?

No sé. No se le ve muy a menudo. Pero me llegó su artículo y me pareció simpático.

-Bien- ¿Y usted no está con los demás venezolanos? Es que ha respondido con un “ustedes están en otro lugar…”

No, no estoy en la otrora Venezuela. Ahora estoy en Australia.

-¿Y eso?

Bueno, apagué la luz y me fui. Además, aquí es chévere. Me la paso en bermudas todo el tiempo, y todos los días conozco insectos nuevos. Es como estar en Apure en las noches de lluvia, pero sin chavistas, ni paramilitares, ni asesinatos. Y la gente por acá, además, sabe quién es Andy Warhol, por ejemplo.

-¿Cómo es eso de “apagar la luz”? Explíquenos.

Es muy sencillo. ¿Recuerda los continuos apagones regionales que le achacaban a las iguanas o al sabotaje? Era yo, pero solo estaba avisando. Estaba apagando y encendiendo la luz intermitentemente, informando que pronto apagaría todo definitivamente y me iría.

-Pero todavía tenemos luz…

¿Le parece? ¿Y tienen presidente?

-Oh…

¿Ve? El “último que apague la luz” es como el piloto que sabe que su avión se va a estrellar y decide dejar el mando y saltar en paracaídas. Es exactamente mi caso. Ustedes no se han dado cuenta, pero ya están con el cuarto a oscuras.

-Es decir, ¿usted “apagó la luz” cuando Venezuela se quedó sin presidente?

Así es. Aunque no tanto por quedarse sin presidente, sino por violentar la Constitución de manera tal que ya no hay estado de derecho que valga. Con esa ilegalidad mayúscula quedando impune, todas las demás infracciones a la ley son permisibles.

-Pero, ¿por qué apagar la luz?

Bueno, seguramente ha visto usted cómo entra la gente, a los golpes, en el Metro. Y sin necesidad.

-Sí.

Y seguramente también ha visto como sobre abundan las señoritas que afirman que “la envidia les fortalece”.

-También.

¿Y ha notado cómo Venevisión sigue transmitiendo “El Chavo” luego de treinta años, como “programación de estreno”? Probablemente también ha visto cómo la Asamblea Nacional parece un “reality show” de esos de MTv, al estilo “White Trash”.

-Sí, también lo he notado.

Pues, en este orden de ideas, no puedo evitar mencionar el curioso sincretismo de los socialistas católicos-santeros, o de bolivarianos que asumen la doctrina marxista, o de las protestas opositoras tuiteras. Esto último es muy cómico, porque estas personas opositoras son del estilo “¡Libertad y democracia! ¡Cacerolazo! ¡Cadena de oración! ¡Lucio Quincio presidente! ¡Adriana Azzi primera dama!”.

-Ciertamente, va de la mano. ¿Pero no tiene esperanza en el país? ¿Apagó la luz y nos dejó así?

Mire. Hagamos un experimento. Imagine que metemos en una licuadora a todos estos personajes que he mencionado- Los batimos. En el jugo que saldrá habrá de todo, pero, tal y como ocurre con los batidos que combinan varias frutas, ese jugo resultante probablemente tendrá que colarse y edulcorarse. Quizás hasta haya que esperar que se asiente un poco, para que agarre textura.

-Es posible, pero, ¿y entonces?

Bueno, pensemos en tiempos históricos. Un batido se hace en minutos, pero, ¿cuánto tarda la madurez social? ¿Cuánto tarda en cuajar una identidad nacional? ¿Ve? Si eso nos ocurre, pues perfecto, pero a mi no me queda mucha vida como para sentarme y verlo; esto es un asunto que tomará generaciones.

-¿Y como cuántas generaciones cree que tome?

Considerando que nuestra generación de relevo se considera “apolítica”, solo conoce del chavismo, y es una esponja esnobista de todos los desperdicios mediáticos extranjeros, pues… unas cuantas. Pero alguna de ellas encenderá la luz otra vez.

-¿Y cómo hizo para ir Australia? Ya sabe, por el asunto de la divisa…

Pues, como le he comentado, yo venía avisando que me iba, apagando intermitentemente la luz. Desde ese entonces comencé a ahorrar en moneda extranjera. El tiempo me dio la razón: ahora que Hugo no aparece y que el gobierno no va a tomar más riesgos políticos, la devaluación necesaria de nuestra moneda se ve lejana, lo que hace que las “lechugas afrodescendientes” hayan incrementado su precio muchísimo. Y lo seguirán haciendo.

-¿Y se siente bien por allá?

Sí, bueno. Aquí hay areperas. Y hay arepas dentro de ellas, es decir, hay Harina Pan. Los vecinos son muy respetuosos, y no colocan música a todo volumen en las madrugadas. Algo importante es que esto no está politizado, y que, además, no hay "Sábado Sensacional". Lo único es que la gente me ve raro cuando tranco la puerta de la casa con doble llave y cadena, pero es que ellos nos entienden. Es por si acaso.

-¿Qué consejos puede darle a la gente que se quedó dentro del cuarto oscuro?

Ese país al que ustedes aún llaman Venezuela, para mi, es un gran puerto. Si desea sobrevivir, vuélvase comerciante. Compre afuera, venda adentro; así de sencillo. Por lo demás, solo podría recomendar que no se meta en problemas. Al final de su vida, verá que todas esas calenteras políticas, que le perjudican la salud, fueron inútiles. En ese país la política es otra rama de la farándula. No se la tome en serio, pero no olvide nunca que usted es, esencialmente, un animal político.

-Pero ese es un consejo muy desolador, casi como una resignación.

Bueno, si lo prefiere, podemos editar esta parte de su entrevista. Bien puedo reformular mi respuesta, no hay problema, aunque no será sincera.

-¿Y qué podría decir entonces?

Que Venezuela es el mejor país del mundo, que los venezolanos tienen en la sangre el sentido cívico y democrático; las mujeres bellas, sus playas, lo alegre de su gente… El béisbol, la Vinotinto. Ya sabe, ¡vida y más na’! Por favor, permítame levantarme el cuello de la chemise y colocarme una gorra “Bass Pro Shops”, para que mi respuesta sea más creíble.

-Bueno. La última pregunta: ¿planea usted regresar y encender la luz de nuevo?

Le comentaba que el encargado de encender la luz otra vez será alguien de alguna generación venidera. La verdad es que, a pesar de todo, me gustaría volver. Pero si lo hago, mucho sospecho que la patria de mis recuerdos ya ha desaparecido. No quiero desilusionarme. Prefiero mantener ese recuerdo bonito de lo que era Venezuela. Además, me han dicho que en Maiquetía están robando.

-Pues, muchas gracias por sus palabras, señor.

Gracias a usted. 





what



3 comentarios:

Dejad vuestro comentario libremente:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...