jueves, 2 de septiembre de 2010

REGISTRO DEL TÍTULO EN EL RPC. (Parte I)


P
or alguna extraña razón, en este país cuya capital centraliza todo lo que puede adherirse a sus tentáculos burocráticos, los recién graduados de toda Venezuela deben ir a consignar su título ante el Registro Principal de Caracas (o ante sus órganos subordinados). Por otra (no muy) extraña razón, el gobierno intenta centralizar todo aún más en el Estado, pero esos son otros asuntos… En fin, que se sirvan los lectores de estas letras de una crónica basada en uno de los trámites más famosos: registrar el título.

En mi caso, la anécdota fue en el Registro Principal. La cosa queda curiosamente frente al CICPC, en la Av. Urdaneta, muy cerca del puente Fuerzas Armadas, el mismo en donde los comerciantes informales pueden venderte un libro de Camus en BsF 5 y un disco de Daddy Yankee en BsF 15.

El lugar, comparado con el CICPC, y para tener el título rimbombante de “Principal”, es más bien modesto. Queda en una cuadra en donde muy variopintos locales son vecinos, uno al lado del otro, así que es fácil pasar por delante del Registro sin darnos cuenta. Fui un día en la tarde, para ver dónde quedaba, y para mi grata sorpresa, vi que en varias carteleras se ofrecía la información que necesitaba. Estaban claramente expuestos los requisitos para registrar el papel que dice que sabemos algo, el monto, los días, y las taquillas a las cuales dirigirnos. “Que maravilla” pensé. Hasta aproveché y compré los timbres fiscales en ese mismo momento.

Por cierto, los requisitos son:
• Cédula laminada.
• El título, obviamente.
• El timbre fiscal correspondiente (si eres licenciado o equivalente, vale Bs F 15. Sí, más que los libros de Camus).
• BsF 285. Llévate 350 bolívares fortachones para las fotocopias y aperitivos, y vas cómodo.

La atención es por número final de cédula, de tal manera que puedes ir el:

• Lunes: Si tu cédula termina en 0-1.
• Martes: Si tu cédula termina en 2-3.
• Miércoles: Si tu cédula termina en 4-5.
• Jueves: Si tu cédula termina en 6-7.
• Viernes: Si tu cédula termina en 8-9.

Pues bien, el día correspondiente fui muy contento a registrar mi cuestión. Llegué a las 7:30 A.M. y la gente se río de mi. Había llegado demasiado tarde. Ahí fue cuando me enteré (cosa que no salía en la cartelera) que había que madrugar para poder obtener uno de los 140 números que dan al día para poder hacer el registro.

Espere una semana. Entrené arduamente para levantarme más temprano, y el día previsto lo logré. Aún así, gracias al tráfico, llegué a las 6:20 A.M. Había dos colas enormes esperando la apertura del Registro, un par de señoras que venden empanadas haciendo negocio y un señor que vende café haciendo el día también. En apuros, pues no sabía cuál cola era la que me correspondía, le pregunté a un sujeto que parecía estar ducho en la materia. Me dijo:

“Es la cola de allá padre. Alquilo una sillita pa’ que te sientes. Y si no consigues número, habla conmigo para que puedas entrar, te sale en 500”.

Considerando que el registro, más las fotocopias, más los timbres fiscales son aproximadamente BsF. 300, me le reí en la cara, le di las gracias y me fui a hacer mi cola.

No intenten pasarse de listos con lo de los números de la cédula. Antes de abrir el Registro como tal, una persona encargada revisa las cédulas de la gente. Y si no vas para el baile ese día, no vas, así vengas de Delta Amacuro. Me pareció bien, los venezolanos debemos aprender a leer y a respetar las normativas. Luego de las expulsiones, un misterioso señor vestido elegantemente hizo su aparición contando a cada una de las personas. Cuando llegó al límite que le parecía justo, despachó a los sobrantes. Les sale madrugonazo otro día si quieren hacer el trámite.

A pesar de haber llegado a las 6:20 A.M., fui uno de las últimas personas de la fila, creo que la 125 o algo así por el estilo. Los trámites, en un inicio, se hacen el piso 1 del Registro, pero la fila de 140 personas es tan larga que llega a planta baja (y eso que el edificio tiene una mezzanina). Justo en planta baja me encontraba yo, suspirando y armándome de paciencia con un libro que afortunadamente me traje, leyéndolo, cuándo de pronto se apareció de nuevo el elegante personaje. Éste dijo en voz alta:

- “Buenos días”.
- “Buenos días”, repitieron 5 o 6 personas, sin mucho ánimo.
- “Buenos días”, dijo otra vez el elegantón, en voz mucho más alta.
- “Buenos días”, dijo la gente en general, casi en el típico tono en el que los alumnos de primaria saludan a la maestra. Patético.

El elegantón afinó su garganta y dijo esto, de una forma tan pavosa, que no creo que se me olvide en mucho tiempo:

“Buenos días señores, yo soy el registrador principal de Caracas. Mi nombre es Mauro Pérez Flores. Llevo trabajando acá un año, cuatro meses, tres semanas y tres días. Les doy la cordial bienvenida al Registro. El asistente que ven cerca del ascensor (había un muchacho ahí a la vista) va a revisar sus títulos a ver si tienen enmienda o si no son claros. Los depósitos del procedimiento de registro pueden realizarse en el Banco Industrial de Venezuela, Banco Bicentenario, Banco Provincial y en el Banco del Tesoro. También se pueden realizar en el Banco de Venezuela, pero últimamente hemos tenido quejas de éste. Hoy mismo hablaré con ellos porque ese banco es del Estado y no tiene que haber quejas. Yo soy un revolucionario.

El tramite de hoy es bastante largo, y van salir de ello al mediodía. Yo soy un revolucionario, pero no hay facilidades para nadie, venga de donde venga, sea del partido que sea. Siempre hemos trabajado atendiendo entre 50 y 60 personas diarias, y como ya ven, hemos expandido el rango a 140 y 150 personas, porque hay muchas solicitudes. Si hay un terremoto, esperen con calma a que pase la ola sísmica y luego salgan poco a poco del edificio.

Les daré un consejo para el día de hoy: sean pacientes como el elefante, ordenados como la hormiga e inteligentes como el águila. Yo soy un revolucionario orgulloso de este proceso, ya se los dije. Buenos días”.

Él es Mauro Pérez Flores, pero no es el registrador. Facebook dice que es de México.

Vale acotar que una mujer interrumpió el discurso (o por lo menos lo intentó) del señor Mauro porque quería intervenir. Fue ignorada y no volvió a insistir. Quién sabe lo que iba a decir…

El muchacho asignado fue revisando título por título en búsqueda de rayones, falsificaciones y roturas. A los no clasificados por el breve peritaje les decía secamente :”acta de grado”. Pues bien, hasta ese momento, desde el comienzo de mi estadía en cola, un sujeto que venía con su amigo atrás de mi no había parado de hablar en voz alta acerca de todas las cosas que se le ocurrían.

Era un tipo de 57 años (lo sé porque dijo la edad en voz alta, como todo lo que decía), que cobraba dos sueldos en dos trabajos, aunque en uno no trabajaba. Quería, como todos, registrar su título. Decía que en este país, como todo el mundo estaba pelando, llegaría un momento en donde los ladrones sólo te robarían la cédula. También hablaba maravillas de los Tupamaros en la parroquia 23 de Enero, entre las cuales relucía la anécdota de que esos tipos mataban a quienes hacían escándalo de noche y no dejaban dormir a los vecinos. Vaya país…

Venezolano escandaloso genérico que habla en voz alta en las colas.

Era tan molesto que frecuentemente me sacaba de concentración en mi lectura. Gracias al Pulpo Paul, cuando le revisaron el título, el muchacho le dijo con la frialdad de Batman “acta de grado”, a lo que el hombre, que hasta ahora parecía bonachón, reaccionó con rezongadoras, refunfuños y quejaderas. Después de hacer el intento de reclamar, le dijo al amigo que lo esperara y que le guardara el puesto, que él iba a buscar el acta de grado ahí mismito. Más nunca lo volví a ver.

Se hicieron finalmente las 11:00 A.M. Llegué a la taquilla nº 8. Le pegaron el timbre fiscal al título, me pidieron el teléfono y me dieron una planilla bancaria. La pregunta de los mil millones es: ¿Se justifican casi 5 horas de cola para eso?. Luego debía sacar 2 copias extra oficio del título, llenar la planilla bancaria, sacarle 2 copias, ir a uno de los bancos estipulados y volver a otra taquilla para seguir con LA MITAD del trámite…

Bueno, me dirigí a lo de las fotocopias. Cerca del Registro queda un pequeño local en donde las sacan, así que obviamente había cola también. Tengan cuidado con la persona que atiende.Es una persona de barba y lentes, muy amable, pero te dice que más adelante, aunque no te la piden, necesitas una reducción del título para un procedimiento que explica entre balbuceos. ¡NO CAIGAS EN LA TRAMPA! (yo caí). Lo que te puede costar 5 bolívares fortachones al final te termina costando BsF. 11.6. Y para más colmo, mientras te saca las copias, el individuo te dice, haciéndose publicidad: “ya sabes, cuando necesites un fondo negro, unas copias a color, algo así fino, ven, que aquí hacemos eso”. De paso me robó 0,2 en el vuelto.

Esto continuará en el próximo capítulo. Después de todo, fue una diligencia de ocho horas y media. ¡Y en Caracas! Ya saben que allí todo puede pasar.





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8 comentarios:

  1. Este post lo podrías dejar como texto genérico, algo así como: "ponga el nombre de su trámite aquí". Porque de verdad cada vez que voy a hacer un trámite de ese estilo, dígase pasaporte, cédula, rif, etc. me pasa lo mismo que te pasó a ti. La arrechera me dura por meses. Sólo pensar que pronto tengo que empezar el viacrucis de registrar mi título ante el ministerio de relaciones exteriores me da dolor de barriga.

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  2. ¡Jajaja! Tienes toda la razón. La verdad es que desconozco cuál es el afán de centralizar todo en Caracas.

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  3. Dios... sólo leo esto y "puff", más nada. Y como dice Raúl, es así con todo trámite que ladilla en serio vale. La estrategia es jugar al cansancio supongo.

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  4. todos los fucking tramites de esta mierda de pais son asiiiiii!!!! aaaaaaaaaahhhhhhhhh!!!!
    -.-!

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  5. Veni, vidi, vici.

    Para los que no saben latín:

    Estuve ahí a las 5am, pelé bola en la cola y en el banco, escribieron sobre mi título en bolígrafo :@

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  6. Mi querido Salva, imagínate cómo me sentía yo que ese era mi trabajo, y tenía que ir varias veces para ese bendito registro, y para sacar las partidas de nacimiento es el mismo procedimiento. Me calé sopotocientas veces el discursillo barato del registrador, y tuve que soportar que algunos IMBÉCILES, porque no tienen otro calificativo, le aplaudieran ante las estupideces que decía. Debe ser que ese no es su trabajo y lo está haciendo de caridad o nos estaba haciendo un favor. Todas y cada una de esas cosas las viví infinidad de veces y no sólo en el registro principal sino en cualquier organismo público que se te ocurra. Por eso y muchas otras cosas más me fui de Venezuela... Eres uno de los que vive para contarlo jejeje! Un abrazo! Key

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  7. Ha sido una sabia decisiòn huir de esta oda al surrealismo hecho paìs. Tal y como lo dices, es bastante tragicòmico que a alguien se le aplauda por hacer su trabajo bien, y además devengando un buen sueldo. Es lo que se esperarìa.

    Serìa algo meritorio, en todo caso, si fuera astronauta y salva a la humanidad del Armagedòn, pero lastimosamente para el Sr. registrador, no es el caso.

    Un abrazo especial para ti, mi Special K.

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  8. Y pensar que ese leguleyo.. allí es el sitio en el cualmás a duraro... ha batido su propio record, antes trabajó en la sumat... y nadie lo soportaba hasta que lo botaron por hablador de paja... salía a la cola y daba su peculiar discurso... que no es nuevo...el tipo es insoportablemente egocentrista.. y que sea chavista lo dudo.. piensio que es solo un oportunista.

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